sábado, 11 de septiembre de 2010

Travesía a Cerro Áspero (3, 4 y 5 de Setiembre de 2010).

Como ya es costumbre en el grupo, esta travesía comenzó a planificarse con el tiempo necesario para que todos los aspectos de logística y seguridad (tanto personal como la de las motos) estén cubiertas, para evitar cualquier tipo de eventualidad que ponga en peligro, primero nuestra integridad física y luego, la de nuestras motos, aunque, sabemos que en muchas circunstancias ambas van de la mano.

Sabiendo de las características del terreno y de las posibles dificultades tratamos de proyectar varias posibilidades de la forma en cómo realizar el viaje, y prepararnos para tal exigencia, dejando en manos del azar y de la improvisación, la menor cantidad de cuestiones, que juegan un papel importante en este tipo de aventuras.

Todo comienza el viernes 3 de septiembre. Son de la partida una parte del grupo SEP más otros “riders” invitados para este viaje. A las 13 horas aproximadamente nos disponemos a cargar nuestras motos en los trailers, ya que por decisión unánime se dispuso viajar hasta la zona de la travesía, con las motos cargadas, debido a la distancia desde nuestra localidad, y de la exigencia física que demandaría dicho viaje.

Siendo las 14 horas y con las cuatro camionetas aprestadas con las pertenencias personales y las motos debidamente seguradas, partimos hacia nuestro destino, la localidad cordobesa de Santa Rosa de Calamuchita.

Manteniéndonos en contacto permanentemente, durante todo el trayecto y haciendo las paradas pertinentes, para un pequeño descanso y agrupamiento, llegamos a las cabañas que se habían reservado para todo el fin de semana, pasadas las 19 horas. Allí nos esperaba nuestro casero, cocinero y finalmente amigo oriundo de nuestra zona, Edgardo, quien nos ubicó rápidamente en las instalaciones, y luego de ducharnos, degustamos un rico asado en la casa club del complejo.

Siendo las 23 horas y habiendo compartido la cena y muy grata reunión para ultimar detalles, nos fuimos todos a descansar, esperando ansiosamente que despuntara el alba, para comenzar con todo aquello que habíamos planificado y esperado.

Conforme se había pactado, a las 7 horas de la mañana del sábado, comenzaron a sonar los despertadores y cada uno fue levantándose, aprovechando para tomar un sustancioso y muy necesario desayuno para enfrentar la actividad. Previo a la salida, cada uno emprendió la tarea de cambiarse con la indumentaria apropiada, pantalones, botas, protecciones adicionales, abrigos, camperas, guantes y cascos como también todos los elementos de auxilio que corresponden a cada moto. Por supuesto un apropiado y muy variado botiquín, infaltable siempre en nuestras mochilas en cada una de muestras aventuras.

Comenzamos el viaje desde Santa Rosa de Calamuchita recorriendo unos quince kilómetros por la R.P. 5 hasta el camino ripiado que nos introducía al cerro. Tomando esos rústicos caminos de grueso ripio serrano, comenzamos a dejar atrás parajes, un hermoso dique y pequeñas localidades como Villa San Ignacio y Amboy, donde hicimos una pequeña parada de reagrupamiento y revisión del estado de cada viajero y su vehículo. Luego de recorrido varios kilómetros más, volvimos a reunirnos con la misma finalidad explicada más arriba, comentando los caminos recorridos y lo pintoresco del paisaje. Luego de unos minutos, continuamos la travesía.

Ya amigados al terreno y con nuestras primeras ganas conductivas calmadas, seguíamos rodando por esos interminables caminos serranos, cuando da a poco y acercándonos a la zona más alta de los cerros, comenzamos a notar que el paisaje se tornaba cada vez más blanco (por la nieve), frío y ventoso.

Más inspirados aún y entusiasmados, comenzamos cuidadosamente a transitar por caminos nevados, donde en algunos tramos la nieve nos llegaba a la rodilla o a la mitad de la rueda de la moto. Gozábamos de un paisaje indescriptible y nuevo para casi todos los integrantes del grupo y de los invitados a esta travesía. Por supuesto, empezaba la mejor zona para disfrutar, nos detuvimos en varias oportunidades, tomamos incontable cantidad de fotos y filmamos todo el paisaje que nos envolvía.

Tuvimos las ganas y los deseos de bajar hasta el famoso “Pueblo Escondido” –vieja mina abandonada-, pero dadas las condiciones climáticas, lo escarpado y difícil del terreno recorrido hasta allí, decidimos dejar la posibilidad de hacerlo al regreso y por la tarde, cuando la nieve se hubiere descongelado.

Continuamos divirtiéndonos y manejando por las cercanías del “Cerro Áspero”, y en nuestra ruta encontramos dificultades como hielo, vados de pequeños riachos de montaña y hasta un lugareño en dificultades con su camioneta 4x4 atascada en la nieve. Fiel a nuestro sentir y espíritu solidario, lo asistimos y entre todos pudimos sacar la camioneta de la incómoda situación, pudiendo luego de ello seguir cada uno su camino. Unos kilómetros después llegamos al parador “El Filo”, lugar cumbre del cerro y donde comienza la ruta de descenso a la localidad de Merlo, en la provincia de San Luis. Un recorrido de 18 kilómetros de asfalto con innumerable cantidad de curvas y bellas vistas del valle nos acompañaron.

Al llegar a Merlo lo primero fue reagruparnos, reaprovisionarnos de combustible y verificar el estado de nuestras motos. Luego de un recorrido de poco más de cien kilómetros y cuatro horas y media de manejo, nos dispusimos a almorzar y descansar para reponer fuerzas. Comentando las vicisitudes del recorrido y cada uno recuperando energía con ricas pastas y carnes, nos hidratamos adecuadamente y nos dispusimos a regresar por el mismo recorrido.

Para nuestra sorpresa, cuando llegamos a la zona que había sido tan rebelde con su nieve y sus piedras resbalosas, se había convertido en unos pocos despojos de nieve y bastante barro. Animados por haber tenido la suerte de que el hermoso día de sol y fuerte viento nos había mejorado el camino, retornamos por nuestras anteriores huellas, deseando poder hacer el trunco descenso de la mañana a Pueblo Escondido.

Llegamos al lugar y entusiasmados con la posibilidad comenzamos a descender. Debido al deshielo que hacía muy resbalosas las grandes piedras y lo complicado del sendero, la mayoría tuvimos que volver y desistir del intento. Sólo tres de los integrantes pudieron llegar muy cerca, pero como no contaban con suficiente combustible y las horas de luz necesarias, retornaron pero victoriosos con fotos tomadas del lugar, que resultó definitivamente inalcanzable.

Reagrupados otra vez, emprendimos el aún largo retorno a Santa Rosa de Calamuchita. Llegamos a las 20.30 horas aproximadamente, felices de haber podido realizar la aventura del Cerro Áspero.

Allí nos esperaba nuevamente Edgardo, con un excelente cordero asado al cual le rendimos los honores correspondiente, dejando limpia hasta la parrilla. Regocijados por la extraordinaria jornada de travesía, la cena y la posterior charla para contar cada uno su experiencia, nos fuimos a descansar ya que al día siguiente aun nos faltaban caminos por recorrer.

Repitiendo la rutina de la mañana anterior, reaprovisionamos con combustible muestras maquinas y comenzamos a rodar otra vez. En un recorrido pintoresco pero mucho más corto y menos exigente, nos dirigimos hasta el Cerro Pelado y luego de haber conocido tan lindo lugar con un bello embalse, retornamos a las cabañas siendo aproximadamente las 12.30 horas, y comenzar a preparar todo para nuestro regreso a casa.

Teniendo el corazón satisfecho, los cuerpos gustosamente cansados y nuestra inquebrantable voluntad de seguir viajando emprendimos el regreso. Nos detuvimos a almorzar, agrupados y organizados como siempre, llegamos a casa pasadas las 20 horas del domingo 5 de septiembre.

Hasta la próxima travesía y QUE LAS RUEDAS SIGAN RODANDO!!!

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